Una fábrica de recuerdos que perduren en el tiempo, que
impacte en la sensibilidad del usuario y que le genere el deseo de volver a
pasar por esa experiencia placentera. El Retail está en plena transformación y
abrió su caja de Pandora. Con estrategias que parecieran no tener techo las
herramientas para generar vínculos de calidad ponen al consumidor en el centro
de la escena. ¿Qué los motiva? ¿Con qué se conmueven? ¿Dónde encuentran el
disfrute? La experiencia de compra ya no se reduce a un mero intercambio
comercial. La combinación entre tecnología, inteligencia artificial y, sobre
todo, conocimiento profundo del comportamiento de las personas en situaciones
específicas constituyen buena parte de la fórmula que resultará en una
tendencia exitosa.
Saber quiénes son, qué necesitan y cuáles son sus valores
impactará rotundamente en la estrategia. Creemos que no alcanza solo con
desarrollos tecnológicos que mapeen datos estadísticos. Ahora se requiere una
habilidad especial: la de leer esa información con la vara de la sensibilidad y
creatividad, combinando cuatro ejes. El primero, la exploración, un sondeo que apela a la búsqueda de la novedad,
del aire fresco, de las ideas que proclaman la libertad. Una fuerza cultural
que impulsa dejar atrás conceptos rígidos o estereotipos. En este sentido, los
proyectos que apuestan por ofertas donde la vivencia sea un disparador. Híbrido
y lúdico. En quietud y movimiento. Con circulaciones dinámicas y espacios para
la contemplación. Estas dicotomías buscan despertar los sentidos de los
consumidores con puestas escenográficas que lo inviten a ser parte, a
integrarse con su propia narrativa, a sentirse en armonía.
La tendencia de la omnicanalidad conjuga conceptos
integrales que contemplan alianzas estratégicas. Pura sinergia para activar la
memoria emotiva durante la experiencia de compra. Multipropósito, impacto,
identidad. Estos circuitos integrados
buscan conmover y sensibilizar desde escenarios alternativos, donde la
experiencia sea lo más significativo para el usuario. Desde la música, el arte,
las instalaciones inmersivas, los juegos interactivos y la posibilidad de
participar en acciones concretas, el nuevo concepto de retail tiene la
oportunidad de generar comunidad.
El diseño de estas experiencias requiere un conocimiento
profundo de los sueños y las pasiones que se ponen en juego. Desde la
personalización de productos personales hasta la customización de espacios que
contemplen las nuevas formas de habitar. Desde proyecciones a futuro hasta
viajes en el tiempo. Todo suma a la hora de hablar en el mismo lenguaje del
usuario. Y cada vez más, la inteligencia artificial avanza en ese sentido.
El
bienestar se posiciona como el segundo eje que pisa fuerte. Tanto
en espacios que proporcionen intimidad como en situaciones masivas, la
tendencia indica que la reconexión con la Naturaleza, la pausa que desacelera
el ritmo vertiginoso y la necesidad de simplificar pasos contribuyen a lograr
el objetivo de generar una experiencia armónica. En tiempos de crisis
económicas, conflictos bélicos a nivel global y futuros inciertos, promover el
bienestar en pequeñas y moderadas dosis es una forma de afianzar lazos y
ponerse del lado de las personas.
La capacidad para escuchar las necesidades cambiantes del
público define otro eje: la Conciencia,
que contempla las posiciones de las audiencias frente a diversas problemáticas.
El cuidado del medioambiente, las causas humanitarias, la sustentabilidad y el
deseo de un futuro mejor integran la lista de los temas más presentes en la
conversación pública. Desde iniciativas que apuestan a la moda sostenible,
hasta proyectos que proclaman el desperdicio cero. Desde desarrollos inclusivos
hasta la economía circular.
Así, llegamos a delinear ciertas coordenadas que, entre
tanta circulación de datos, permiten definir Certezas, el cuarto eje de análisis. Rescatar el propósito de
intervenciones que en el pasado fueron exitosas, la puesta en valor de historias con identidad
propia que reflejen la cultura de ciertas comunidades forman parte del
objetivo.
El retail contemporáneo avanza firme en la transformación
de la experiencia de compra. Entre los factores que contribuyen a este proceso
en continuo desarrollo se destacan la personalización, la omnicanalidad y el
registro del proceso. Impulsada por la inteligencia artificial que está
reinventando la interacción entre los consumidores y las marcas, los algoritmos
avanzados permiten que las empresas
analicen datos de clientes para ofrecer recomendaciones precisas y customizadas.
Este camino de ida es un atajo para aumentar la satisfacción y fidelidad.
Por otro lado, la omnicanalidad se está convirtiendo en la norma, ya que los consumidores esperan una integración fluida entre la modalidad phygital, un híbrido entre las tiendas físicas y las virtuales. Las marcas están utilizando realidad aumentada y realidad virtual para crear experiencias inmersivas que fusionan los entornos online y offline, permitiendo a los clientes explorar productos y realizar compras desde cualquier lugar. Así, la experiencia persigue el objetivo de potenciar lo sensorial, mediante situaciones envolventes en espacios innovadores diseñados para crear recuerdos duraderos. La posibilidad de interactuar con los productos y mejorar la conexión emocional con la marca evoluciona. La persona en el centro es la clave de las nuevas narrativas.